Fundación LAR

Libro amigo. Libro compañero. Libro maestro. Libro tantas cosas a la vez.

Se comenta que podrías ser reemplazado…

La tecnología, la velocidad y necesidad de la información, el apresuramiento en el que estamos inmersos, la carrera, hacia no sabemos bien cuál es y dónde está la meta ….

Quienes piensan que tal vez irá atenuándose y aún desaparecer el uso del libro, ¿no recuerdan haberse sentido transportados al mundo imaginario de los héroes, las hadas, las brujas y ogros que poblaban nuestro universo infantil? A veces tomaditos de la mano de mamá, papá o abuelos dispuestos a compartir una historia que poblaba de fantasía nuestro espíritu, transponíamos la barrera de la vigilia y entrábamos al sueño casi sintiéndonos héroes o heroínas de alguna aventura.

Y lo mismo ya de adultos, encontrando en ellos refugio, placer o conocimientos…

Al reparar en un libro leído mucho tiempo atrás, nos sorprende nuestra propia evolución,  los cambios en nuestros conceptos, en fin, en los años que han pasado.

Sutilmente los libros, por bien o por lo contrario, dejan una huella imperceptible en el espíritu, reparemos o no en ella.

Leer, leer, leer, vivir la vida

Leer, leer, leer, vivir la vida

que otros soñaron.

Leer, leer, leer, el alma olvida

las cosas que pasaron.

Se quedan las que quedan, las ficciones,

las flores de la pluma,

las solas, las humanas creaciones,

el poso de la espuma.

Leer, leer, leer; ¿seré lectura

mañana también yo?

¿Seré mi creador, mi criatura,

seré lo que pasó?

Miguel de Unamuno

Fuente: http://www.chaltelcollege.edu.ar/